Toyota está reemplazando robots por seres humanos.

En sus plantas de Japón, Toyota vuelve a poner líneas de producción totalmente manuales. Se busca que los operarios de la mayor automotriz del mundo dominen el proceso y puedan contribuir a mejorarlo. Y superar problemas de calidad.

 Desde hace varios años atrás, cuando desarrollamos en clase el concepto de tecnología y los efectos negativos y argumentos en contra del progreso tecnológico, mencionábamos entre ellos la pérdida de puestos de trabajo debido a la creciente automatización, principalmente en las industrias. Pensar en ese momento (década de los 90) en que los robots podrían ser reemplazados por el hombre era algo impensado. 

Pero veamos un poco de historia:

   

Una vez terminada la Segunda Guerra, apareció en 1956 el primer robot industrial (Unimate). Este aparato fue adquirido en 1960 por General Motors, que lo utilizó para trasladar y apilar piezas de alta temperatura. Un año más tarde los robot industriales comenzaron a ser ampliamente utilizados en la industria automotriz en Norteamérica y Europa, donde eran empleados para acarrear materiales y efectuar labores automatizadas de soldadura de punto.

 Estos primeros modelos disponían de un brazo articulado con hasta cuatro ejes de giro e igual número de ejes de pivote. En 1975, robots industriales reprogramables, controlados por computadora, ya permitían que su brazo realizara movimientos más complejos utilizando seis ejes y seis articulaciones.

Cuando la industria se refiere al robot, no es sólo un aparato mecánico automatizado sino que además debe ser comandado por un computador que permita reprogramarlo de acuerdo a cada trabajo que desempeña.

 Veamos ahora que esta pasando hoy en Toyota:

“En el interior de la planta más antigua de Toyota hay un sector donde los humanos reemplazaron a los robots en la tarea de golpear pedazos de metal para convertirlos en cigüeñales.
Para Mitsuro Kawai, esta es la visión del futuro. “Debemos ser más sólidos y volver a lo básico, perfeccionar nuestras habilidades manuales y desarrollarlas más”, dijo Kawai, un veterano con medio siglo en la empresa elegido por el presidente Akio Toyoda para promover el trabajo manual en las fábricas de Toyota. “Cuando yo era un principiante, a los maestros experimentados se los llamaba dioses y eran capaces de hacer de todo”. Estos dioses, o Kami-sama en japonés, están volviendo a Toyota, la compañía que desde hace mucho tiempo les marca el ritmo de la organización industrial a las automotrices y a otras industrias. El paso a dar por Toyota parece ilógico en una época de automatización: los humanos están reemplazando a máquinas en las plantas japonesas, de modo que los trabajadores pueden desarrollar nuevas habilidades y encontrar maneras de mejorar las líneas de producción y el proceso de armado de los autos.
La importancia de esa iniciativa se volvió más notoria con el retiro del mercado de millones de coches por parte de General Motors, por fallas en el encendido relacionadas con 13 muertes. Un modo de evitar que eso se repita es ayudar a los humanos a vigilar a las máquinas, dice. “Si surge una tecnología sin fallas y que haga productos perfectos, no dudaremos en implementarla en nuestras fábricas. Pero no existe ningún equipo que sea eternamente estable”.
Aunque es inconcebible que Toyota prescinda de robots –760 de ellos intervienen en el 96% del proceso de producción en su planta de Motomachi–, ha incorporado múltiples líneas de trabajo exclusivamente manual en cada una de las plantas japonesas.

 “Aprender desde cero cómo hacer autopiezas les da a los trabajadores jóvenes conocimientos que nunca obtendrían tomando las piezas de recipientes y cintas o apretando botones en máquinas. En unos 100 espacios de trabajo manual intensivo creados en los últimos tres años en las plantas de Toyota en Japón, estas lecciones pueden aplicarse para reprogramar máquinas de forma de reducir el residuo y mejorar procesos. No podemos depender de máquinas que se limitan a hacer una y otra vez la misma tarea. Para ser maestros de las máquinas debemos adquirir el conocimiento y habilidades suficientes como para poder enseñarle a la máquina", dijo Kawai.
El retorno de los Kami-sama es representativo de cómo Toyoda, de 57 años, está rediseñando la empresa fundada por su abuelo, empeñado en volver a priorizar una mentalidad de calidad y de eficiencia.

Fuente: Sitio web iEco – www.ieco.com.ar. Consultado en fecha 20-04-2014.

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